Al final, se darán de cuenta que no era tan mala... Verán que en el fondo solo era un alma muy sensible tratando de proteger lo último de bienestar que le quedaba. Todo andaba perfectamente, pero tuviste que aparecer con tu sonrisa y tu carisma, con tus palabras y tu (según tú) involuntaria conquista, tenías que llegar y parecerte a mi, demostrarme lo que habían sentido los demás, lo imposible que era, lo confuso que era tratar de leerme entre lineas... En fin, llegaste tu y me cagaste el cerebro.